Así transcurrió toda la tarde, entre risas, bromas y convivencia con la familia y compañeros de trabajo. Al caer la noche, todos se dirigieron a la plaza principal para participar en la fiesta.
La vaquería estaba en sus inicios cuando nuestros amigos se integraron a la romería."Lupe", poco habituado a los bailes "se las vió negras" para seguir los pasos de baile de una muchacha, que sin previo aviso, le jaló y obligó a entrar a la pista de baile.
El muchacho, rojo como una amapola, trataba de bailar con más pena que gloria. Sus torpes pasos causaban la hilaridad de su compañera de baile a la que, sin embargo, poco le importó la provervial torpeza de su compañero, comparado con la envidia que estaba despertando entre sus amigas.